Red de pedofilia en Chihuahua llamada El Club Pollo

Lo hacían llamar el “Club Pollo”, era totalmente secreto y discreto, entre los clientes figuran algunos personajes de la política y empresarios de la ciudad de Chihuahua, quienes buscaban saciar sus deseos más íntimos con menores de edad y otro tipo de prácticas en donde se mezclaba la pedofilia con el dinero.

• Durante un cateo, se aseguraron equipos tecnológicos y evidencia que pudiera estar relacionada con el caso.
• Usaba un perfil falso donde rifaba contenidos de carácter sexual.

Tras dos años de investigación continua, la Fiscalía Especializada de la Mujer, ejecutó una orden de arresto contra una persona del sexo masculino presuntamente implicado en tres casos de trata de persona.

El detenido Jaime Avelino “N” alias Hugo Martínez fue presentado ante un Tribunal de Control donde se le formuló imputación por el delito de trata de personas con penalidad agravada en la modalidad de producción, almacenamiento, comercialización y/o distribución de materiales con contenidos sexuales.

Como parte de las indagatorias, la Unidad Especializada de Investigación de Trata de Personas de la FEM, ejecutó una orden de cateo en el domicilio ubicado en la calle 5 de Mayo, en la colonia Villa Juárez en la ciudad de Chihuahua, donde se aseguraron equipos tecnológicos y evidencia que pudieran estar relacionada con el caso.

Los hechos que se le imputaron, establecen que por seis años, el imputado almacenó en dispositivos tecnológicos y medios remotos de su propiedad, diversos videos y fotografías con contenido sexual explícito donde aparecen al menos tres víctimas menores de edad.

Durante las investigaciones ministeriales, se requirió la intervención de especialistas en análisis de tecnología digital, quienes detectaron que el procesado contaba con un perfil falso en Facebook donde rifaba los contenidos.

Por mandato judicial, el imputado deberá permanecer bajo la medida cautelar de prisión preventiva en tanto se define su situación jurídica, y cabe señalar que de ser encontrado culpable de los hechos que se le atribuyen podría alcanzar una pena que va de 45 a 90 años de prisión.

La Fiscalía Especializada de la Mujer, continúa con las indagatorias para identificar a más víctimas, por lo que se hace un llamado a las personas que lo reconozcan para que acudan a denunciarlo ante el Ministerio Público.

Para poder ingresar a estas “polladas”, inicialmente tenías que ser un “gallo” del Club Pollo, es decir, tenías que estar sumergido en el tema de la trata de menores de edad y haber recibido de forma especial la invitación a este encuentro clandestino, pues sólo los de mayor confianza podían recibir la invitación a través de perfiles falsos en redes sociales.

Según información que ha recuperado la Fiscalía General del Estado, a través del testimonio de varios involucrados en estos hechos, estas personas sólo se comunicaban a través de perfiles falsos, así como de números que cambiaban de forma constante, donde ocultaban sus identidades y rostros, pero la mayoría se identificaba con “gallos” en sus redes sociales.

Este signo -el gallo- era como una especie de identificación entre los miembros de ese grupo secreto, ya que les facilitaba la identificación entre otros miembros y clientes, quienes podían tener acceso a todo el contenido pornográfico, eventos y otras actividades que realizaba el denominado Club Pollo.

Los tickets de entrada se dividían en tres categorías, el primero, que era la categoría más baja, tenía un costo de tres mil a cinco mil pesos, con esto el interesado o cliente podía ingresar al domicilio, pero sólo podían mirar lo que ocurría al interior, sin poder realizar o hacer algún tocamiento obsceno entre los asistentes o menores.

En la categoría mediana, el costo incrementaba para los interesados, pues iba de los 10 a 20 mil pesos, con los cuales el “gallo” (adulto o cliente) podía ingresar al domicilio, tenía acceso a los menores de edad, obtenía bailes con ellos y podía abusar de los mismos, así como disfrutar la fiesta con algunas bebidas embriagantes y drogas.

En la última categoría, que era la más costosa, y a la que pocos tenían acceso, tenía un valor a partir de los 50 mil pesos, en la cual el acercamiento y maltrato con los menores no tenía límites, pues estaba permitida cualquier acción con ellos y no había una sola restricción en la relación, pues incluso se aceptaban las relaciones sin protección, como el uso de condón.